Veinticuatro horas ha tenido que esperar APC-GC para sacar un comunicado sobre la noticia que ayer por la tarde saltó a los medios de comunicación. Esta demora no se debe a la pereza o indiferencia por uno de los hechos más importantes de los últimos años, sino porque la pasión es, muchas veces, hija del error.
Pues bien, enfriada la mente y (sobre todo) sosegado el corazón, hemos de decir que APC-GC rechaza la indecorosa salida de la Guardia Civil de Tráfico de NAVARRA mediante la transferencia de la “competencia” de tráfico y seguridad vial al Gobierno Foral de Navarra.
La salida (o expulsión –como lo ven, al menos, una de las partes que ha firmado el acuerdo-) es un INSULTO a la Guardia Civil (sí a todos y cada unos de los y las guardias civiles, desde el último guardia alumno hasta el Director Adjunto Operativo) por, sucintamente expuesto, dos motivos:
El primero, porque esa transferencia no se ha hecho por razón de una falta de eficacia y eficiencia de los 200 guardias civiles de Tráfico que prestan servicio en esa autonomía, sino por una razón meramente política. “Yo te doy el apoyo a los presupuestos, si tú me das la competencia”.
Desgraciadamente esto nos suena a los guardias civiles (y no lo olvidamos) porque el Gobierno del PP hizo exactamente lo mismo en Cataluña.
El segundo (y más importante) es por quién ha firmado el acuerdo con el Gobierno de la Nación.
El acuerdo se firma con un grupo político que no oculta (sino todo lo contrario) su odio y desprecio hacia la Guardia Civil y (lo que es más importante) hacia todo lo que ésta representa con su sola presencia en un territorio tan español como Valencia, Melilla, Sevilla, Tenerife, Barcelona o Madrid.
Hace tiempo que se quiso echar a la Guardia Civil de la autonomía vasca y navarra a base de viles y traidores asesinatos de guardias civiles, de sus mujeres y de sus hijos e hijas (sí hijos e hijas –porque esto se olvida demasiado pronto cuando interesa). De hecho la primera sangre derramada de un guardia civil a manos de los bandoleros de la banda terrorista ETA en el País Vasco fue un guardia civil de tráfico. Pero entonces no sabían – los que señalaban, los que miraban para otro lado y, sobre todo, los que apretaban el gatillo – porque de historia de España la conocían poco y mal, que hacía tiempo, a la entrada de un cementerio lleno de sepulturas de guardias civiles caídos en combate, en un letrero rezaba la leyenda: “La Guardia Civil muere pero no se rinde”, y esa misma voluntad de resistencia y de lucha permaneció inalterable en las generaciones posteriores de guardias civiles que pasaron por la españolísima y bella autonomía vasca; y por ende, lejos de arredrarse al ver la sangre de sus camaradas de armas caídos, convirtieron ésta en semilla que llevaría a la cosecha de la victoria final contra los malnacidos bandoleros de la criminal y terrorista banda de ETA.
No todo debe valer. El problema es que los únicos que por escrito desde hace más de 178 años tienen el honor como divisa son los y las guardias civiles.
Junta Directiva NACIONAL